jueves, 7 de junio de 2012

PASEO


La sensación de bochorno, era elevada nada mas salir del coche. El asfalto retuvo aquel día, algo más de calor. Fue como sentir, una ligera bofetada.

 Los primeros pasos fueron algo fríos, pues no tenía la seguridad hacia adonde  conducía aquella avenida.

 Cuando desconozco un lugar, trato de orientarme en un primer momento, si no lo consigo, elijo un punto de referencia.

Aquel día no lo conseguí. No me interesé por el recorrido, ni tampoco por volver. Solo deseaba, que nuestros pies circularan de un paso a otro.

Pronto desapareció la avenida de las palmeras. Mientras, el día y la noche se batían en retirada.

¿Quién daría la entrada al lucero del alba?

 Las farolas fueron las encargadas de las sombras y cuando estas se apagaran, el sol seguiría el paseo.

Los perros buscaban un corner nuevo, los gatos, las escamas plateadas. Las baldosas perdían la simetría en un intento por aguantar el transcurso de las huellas perdidas. Muchas de ellas llenas de verdades y promesas sobre las aceras grises, otras, repletas de gente vacía.

 Es una semana bonita. Es la semana de las flores. Las parejas vestían amor rojo en el rostro. Las calles estaban agarradas al color del ingenuo, la creatividad y la cultura de aquellos, que vivían el tiempo de las flores. Eso es. Es tiempo de flores. Época de primavera. Balcones, paredes y arcos en piedra inundados de color floral, mientras los adoquines descansaban el paso de los coches.

 En aquel paseo fui testigo de sus calles, agarrado a la fría mano que me acompañaba. Nuestros pasos eran lentos, auto dirigibles, casi deslizables en completa conexión. El ritmo ya no era cosa de dos, lo marcaba el puente sobre el río, el ruido de su agua al pasar, la luz de su catedral y el encierro del centro histórico.

El violín de un artista en el olvido, nos brindó unas notas en sonrisa. Una celta melodía se escapaba entre sus cuerdas. Los bares estaban repletos de almas moradas, putas, pendejos y algunas gárgolas vendidas al son del equilibrio. Así son las reglas del alcohol. Nunca estas a tiempo para poderlo mear.

El núcleo y sus estrechas calles brindaban la oportunidad  aquellos que les acompañaba siempre una Nikon. Para mí, cualquier cámara fotográfica podía esperar. Yo ya tenía mi propia instantánea. Mirarla a ella, y ver que no había posibilidad de ser otra persona.

 Me gustan los paseos con continuidad, solo interrumpidos por lo natural. Con una buena atmosfera da igual los pasos que des en adelante o hacia atrás. Lo que importa es continuar, sin importar el destino.

Al cabo del tiempo las calles quedaron atrás. La luz, el color y el bullicio se ahogaron en su propia tormenta. Solo el Parque de les Abadesas yacía tranquilo tras la vía del tren. Y allí empezó otro recorrido entre los plataneros más altos que he visto jamás. Solos, bajo  la noche que nos acompañaba. Las horas se hicieron minutos y estos, velocidad. No entiendo como el tiempo pasa tan rápido….

Pronto la vida y la ilusión se fueron por las calles repletas en flor. Se esfumó la ocasión de volar aun más allá.

Todo paseo tiene su fin.

Miré nuevamente el cielo.

Pronto, Venus desaparecerá.

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